La respuesta corta sería: para mucho más de lo que imaginas. La respuesta larga acerca de las posibles utilidades de una lámina galvanizada, vale la pena y precisamente a este tópico dedicaremos este artículo.
Comencemos por definir técnicamente (pero en palabras simples) de qué estamos hablando: una lámina de acero galvanizado está fabricada –precisamente- en acero galvanizado, básicamente es un laminado que consiste en un núcleo de acero cubierto con zinc.
Desde el punto de vista estructural, es fácil deducir que este metal une las propiedades de la resistencia a nivel del hierro con la resistencia a la corrosión del zinc. Ésta última estará condicionada (o, mejor dicho, será proporcional) al espesor de la galvanización.
A una lámina galvanizada, también se le suele llamar como “hoja” galvanizada; en todos los casos, un galvanizado es un acero al carbono laminado en frío recubierto continuamente con un proceso en caliente en ambos lados con una aleación de zinc.
Si específicamente te preguntas acerca de las ventajas, usos o posibles aplicaciones de una lámina galvanizada, podría resumir esa mirada en dos puntos:
- Versatilidad: debido a su versatilidad, se utiliza en todas las aplicaciones civiles e industriales en las que desea combinar la resistencia del acero con la protección de zinc galvánico. Ahora bien, a nivel de tu hogar, las utilidades son muchísimas: puedes pensar en valerte de una lámina galvanizada para cualquier necesidad que implique resistencia, aunque exista exposición a todo tipo de agentes climáticos (sol, lluvia, nieve etc.). Un caso clásico son las casetas de exteriores (para herramientas de jardinería, o para resguardar los sistemas de circulación de agua más conocidos como “bombas” de piscinas), pero también son muy utilizadas para portones corredizos automáticos. En este último caso son ideales, pues hablamos –como se dijo- de un material sumamente resistente, pero a la vez liviano lo que significa mayor vida del motor que mueve la apertura y cierre del portón.
- Resistencia: bien colocado y debidamente utilizado, hablamos de un material que solucionará tus problemas y no te dará dolores de cabeza por muchísimos años. No se corroe, no es fácil de dañar e incluso se puede pintar.
Me detendré en este último punto, porque si te lo estabas preguntando, la respuesta es ¡sí!: una lámina galvanizada se puede pintar sin ningún problema. Es más: puedes adquirir la lámina galvanizada y pintarla tú mismo, o puedes adquirir lo que se conoce como láminas u hojas pre pintadas.
Este tipo de lámina galvanizada sale al mercado ya prepintada y la ventaja que supone comprarla así es el hecho de asociar una barrera adicional contra la corrosión sumando la estética de la presencia de un buen color. Técnicamente hablando, se trata de un soporte de metal galvanizado y un recubrimiento orgánico uniforme aplicado continuamente tanto en forma líquida como en polvo. Existen diferentes procesos de pintado, incluida la posibilidad de láminas autoadhesivas (una especie de película protectora de PVC para el procesamiento posterior aplicado en la línea de perfilado, fácilmente extraíble, fácil de pelar en caso de querer hacerlo algún día, por ejemplo, para una renovación estética.
En suma: una lámina galvanizada es todo “ventajas”. No dejes de probar su versatilidad y resistencia en tu nuevo proyecto de construcción o remodelación.